.
Este es un tema del que es muy difícil opinar ya que intervienen muchos factores : conocimientos previos del alumno, nivel a impartir, material disponible, tiempo disponible, objetivo de la enseñanza (aplicación practica o solo conceptos teóricos y generales o buscar genios el día del examen), son clases de apoyo o se imparte una enseñanza reglada, interés del alumno, valoración y aprecio de la asignatura por parte del alumno y del profesor, conocimientos de la asignatura por parte del profesor, capacidad para ponerse en la piel del alumno y olvidarse de lo que uno ya domina, etc.
Es por ello que aconsejar algo es como recomendar que ropa llevar. Depende de la época del año, del contexto social en el que te vas a desenvolver, de la situación geográfica, la moda, tu propia personalidad, etc.
Bueno, no me enrollo más, al lio.
En general el tiempo que se dispone para impartir la asignatura, bien y completa, suele ser escaso; por lo que todo aquello que no sea la asimilación de conocimientos son procesos que se deben suprimir o minimizar.
De una forma más clara, en vez de copiar a mano un texto o explicación es preferible tenerlo ya fotocopiado o impreso. El tiempo que se gana en no tener que esperar a que los alumnos vayan escribiéndolo todo es enorme. Y eso suponiendo que son capaces de copiar, y si no echar de vez en cuando un vistazo a lo que han copiado y os quedaréis asombrados.
Y todavía el escribir es rápido, pero pretender que una persona que está aprendiendo (y por tanto todo le suena a chino) copie un dibujo más o menos complejo que se va realizando añadiendo cada vez más líneas, y encima a mano, es una tarea cuyo único resultado son unos garabatos de nula utilidad al llegar a casa por su poca claridad, exactitud y por que es imposible distinguir que se hizo primero y que después.
El dibujar en una pizarra (del tipo que sea) con la exactitud que requiere un problema geométrico es una prueba de la habilidad artística del profesor (que no siempre se tiene).
Por todo ello, si el alumno no tiene que estar pendiente de copiar hasta el último detalle y si los dibujos que se ofrecen (bastante complejos) se tiene ya preparados con un medio que no sea la mano alzada, se consigue que la atención del alumno se centre en la explicación y que esta se asimile mejor al visualizar unos dibujos exactos.
Luego, bienvenidos sean proyectores, ordenadores, fotocopias y demás artilugios de los que se pueda hechar mano, pues aunque se piense que así el alumno no tiene nada que hacer, su objetivo no es copiar sino atender a la explicación (claro, siempre que esa sea su voluntad).
Tampoco es correcto pensar que al tenerlo todo hecho el profesor se convierte en un simple lector de apuntes. Nunca se puede poner todo. Unos apuntes tampoco pueden resolver todas las preguntas, ni adaptarse a la falta o repaso de los conocimientos que estén ausentes en el alumno.
Resumiendo, aprovechar el tiempo en explicar y no en esperar a que los alumnos acaben de copiar.