Perspectiva invertida

Perspectiva invertida, es una perspectiva cónica pero en la que los objetos aumentan su tamaño según se alejan del espectador, para lo que el punto de fuga se supone sobre el ojo del observador. Esta perspectiva consiste en que el punto de huida, entre el cono óptico y el objeto, no se sitúa atrás del cuadro, sino adelante, en el espectador. Los objetos no se ubican en forma proporcional a la distancia; no hay ilusión de profundidad. Este tipo de perspectiva fue muy utilizado por los pintores de iconos religiosos rusos ortodoxos. Muchas veces la utilización de la perspectiva invertida también aportaba ventajas: permitía, por ejemplo, desarrollar las composiciones para hacer ver los detalles o las escenas “cubiertas” por ella; desaparece el espacio tridimensional y la profundidad, todo pertenece al primer plano.